El tabaco no solo amarillea los dientes, si no que afecta seriamente la integridad de la boca y la estética de la cara.
La boca es la que tiene el primer contacto con el humo caliente del tabaco y sus componentes nocivos carcinogénicos (alquitranes, benzopirenos, nicotina).
Estas agresiones producen una reacción de defensa del organismo creando placas de leucoplasia, una hiperkeratinisación, secreción de melanina. Una modificación de la micro circulación sanguínea, trastornos en la regeneración de hueso, de la encia y enfermedades periodontales con perdida de dientes. 
Podemos decir que la evolución de los efectos del tabaco en el tiempo producen:
- A corto plazo: una disminución del gusto, del olfato, halitosis y caries.
- A medio plazo: aparición de manchas en los dientes, periodontitis con movilidad y perdida de dientes.
- A lardo plazo: riesgo de presentar cáncer de la boca y de los labios.
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